EQUILIBRANDO: Alimento, Emociones y Espiritualidad

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EL FRACASO DE LAS DIETAS HIPOCALORICAS

En el problema de la obesidad ha habido y sigue habiendo cientos de teorías diferentes, así como miles de tratamientos distintos. La obesidad, se decía siempre que se producía por un balance energético positivo. Dicho en otras palabras, cuando la ingesta energética es mayor que el gasto, esa diferencia de energía se transforma en tejido adiposo y la persona aumenta de peso.
Dentro de la comunidad médica sabíamos que esa teoría no podía ser cierta. ¿Por qué? Sencillamente porque habíamos observado que algunas personas en un día podían perder 2 Kg. de tejido adiposo sin ninguna actividad física.En presencia de un balance energético negativo, además de una disminución del metabolismo basal existían también dos respuestas hormonales: un aumento en la secreción de la hormona antidiurética y de la aldosterona. ¿Por qué?
Se descubrió que en presencia de un balance energético negativo, se producía una respuesta homeostática con el consiguiente aumento de la hormona aldosterona y posterior retención de sodio, y el incremento de la hormona antidiurética con el resultado de retención de agua.
Para proteger nuestra salud poseemos un instrumento de ahorro energético, denominado metabolismo basal, que se define como la mínima cantidad de energía necesaria para mantener nuestras actividades corporales. También se puso de manifiesto que la disminución del metabolismo se condicionaba con el aporte energético  Por ejemplo: si un paciente con un aporte de 1600 calorías diarias disminuye el ingreso a 1400 calorías, el metabolismo se coloca en equilibrio con las 1400 calorías. Si disminuye a 1200, el metabolismo se equilibra a las 1200 calorías.
¿Por qué existe esta respuesta homeostática frente a un balance energético negativo? La regulación de nuestro sistema nervioso viene programada desde el hombre primitivo y no para el hombre de hoy en día.
Nuestro Sistema Nervioso Central interpreta el balance energético negativo como falta de alimento y activa esta respuesta homeostática para retener el nutriente más esencial. El organismo humano puede estar sin consumir proteínas, carbohidratos, grasas, y puede sobrevivir semanas o meses, sin embargo no podría sobrevivir muchos días sin agua. Para  que pueda sobrevivir más tiempo, nuestro Sistema Nervioso Central activa esta respuesta homeostática aumentando la secreción de hormonas antidiuréticas. El organismo sabe perfectamente que no puede retener el agua si no se retiene también el sodio, por lo que aumenta también la secreción de la aldosterona, y retiene sodio y agua. El efecto yo-yo se produce cuando una vez terminada una dieta hipocalórica se recupera el peso perdido en las primeras 4-6 semanas después de haber terminado el tratamiento.
Fíjense lo que sucede con el efecto yo-yo. Si a un paciente que acude al médico se le aconseja una dieta de 1200 calorías es extremadamente difícil o imposible que se pueda proporcionar el aporte proteico aconsejado por la Organización Mundial de la Salud ya que con un gramo por kilo de peso ideal de proteína al día ya se superan las 1200 calorías. Hace años se aconsejó en los Estados Unidos la disminución del aporte de proteínas. La comunidad científica alcanzó la conclusión de que al reducir mucho las proteínas, al paciente se le provocaba un balance nitrogenado muy negativo, se disminuían las cifras del perfil inmunitario, se ocasionaba anemia y perdía masa muscular.
Con 1200 calorías existe una disminución del aporte proteico que conlleva un balance nitrogenado negativo con la consiguiente disminución del tejido magro. No es únicamente merma de masa muscular, es también pérdida de células vivientes. La disminución del tejido magro conlleva una disminución del peso corporal.
La pérdida de peso aconsejada en los Estados Unidos es, como máximo, de 1 Kg. a la semana, al estar científicamente demostrado que una pérdida más rápida, ocasionaría un balance nitrogenado fuertemente negativo, peligroso para la salud del paciente.
Si un paciente rebaja 12 Kg., posiblemente 9 de ellos sean de tejido magro. Tendremos que utilizar una dieta puente proporcionándole más cantidad de proteínas ya que realmente las necesita. Este aumento del aporte proteico conllevará un balance nitrogenado positivo, independientemente del aporte energético. Automáticamente aumentará el tejido magro con el consiguiente incremento del peso corporal hasta medio kilo al día.
Aparte del efecto yo-yo hay otro ciclo que también permite recuperar peso después de una dieta. Hemos hablado del primero que es la respuesta homeostática, el segundo, el efecto yo-yo. El tercero es lo que se denomina «líquido metabólico» que necesitamos para digerir y metabolizar los alimentos. Entre estos merecen especial atención los carbohidratos. Para digerir un gramo de carbohidrato, el organismo humano necesita seis gramos de agua. Si ingerimos pasta y pan del orden de medio kilo diario, necesitaremos seis veces el peso en agua para digerirlo, eso quiere decir que precisaremos 3 kilos. Cuando comenzamos cualquier tipo de dieta, lo primero que se suelen restringir son los carbohidratos. Cuando estos se suprimen, en un período máximo de 48 horas se elimina el líquido metabólico que no se necesita, porque sencillamente así es como funciona nuestro organismo. Eso conlleva el rebajar esos 3 kilos en los primeros dos días.
Muchísimas veces habrán oído a pacientes que dicen: yo no necesito ninguna dieta -especialmente entre los hombres- yo me pongo tres días en ayunas y me quito 5 Kg. ¿Qué sucede? Que se ponen en balance nitrogenado negativo y pueden perder tranquilamente medio kilo diario de tejido magro. Pero también, pierden el líquido metabólico y en cuanto comienzan a comer, porque evidentemente tendrán que volver a comer ya que no van a estar en ayunas toda su vida, y consumen carbohidratos, viene el agua que necesito para digerir de nuevo esos carbohidratos, y cuando comienzan a consumir proteínas, empiezan a sintetizar el tejido magro que perdieron y lo peor de todo es que, después de una semana, recuperan los 5 Kg. El paciente no sabe lo que pasó, perdió peso con facilidad, pero lo recuperó seguidamente.
Debemos ser conscientes de que la obesidad no es un problema de más o menos calorías, sino de metabolismo y las dietas hipocalóricas, que desgraciadamente se siguen utilizando por una gran mayoría de médicos y de instituciones sanitarias. No solamente no resultan efectivas sino que, a veces, pueden ocasionar daños en la salud.
   José Luis Cidón Madrigal

   Médico y doctor en Ciencias Biológicas
   Fuente:Revista natural
http://www.revistanatural.com/articulo.asp?id=1048

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