Dentro de las neoplasias se identifican dos patrones principales de crecimiento: si los bordes del tumor están bien definidos y el tumor crece sólo localmente, la neoplasia se denomina benigna. En cambio, si los bordes del tumor están mal definidos y las células neoplásicas invaden y destruyen los tejidos circundantes, en este caso a la neoplasia se le denomina maligna. En este segundo caso entraríamos directamente a definirla como «cáncer» ya que la característica principal es su capacidad de metastatizar otros órganos o tejidos. De ahí su nombre, de la palabra latina «cangrejo» ya que parecía que esos tumores invadían los tejidos adyacentes mediante prolongaciones semejantes a pinzas.
Nuestro hábitat interno
El cuerpo está continuamente inmerso en un proceso de autorregulación. Cada día de nuestra vida, se enfrenta al reto de crear millones de células nuevas y al mismo tiempo destruir la misma cantidad para así mantener su equilibrio. Este proceso de destrucción de células genera una cantidad de deshechos que son retirados por el sistema linfático .
Como bien sabemos, el equilibrio ácido-base es uno de los mecanismo homeostáticos más importantes del organismo. Este término se refiere a la regulación de la concentración de hidrogeniones en los líquidos corporales. El PH es el símbolo numérico (0-14) que se utiliza para representar el logaritmo negativo de la concentración de hidrogeniones (H+) presentes en un litro de solución. Es decir, nos indica el grado de acidez o alcalinidad de una solución. A medida que aumenta la concentración de hidrogeniones, el PH desciende y la solución se hace más ácida, así pues un descenso en la concentración de hidrogeniones, hace que la solución sea más alcalina y que el PH aumente.
Los ácidos y las bases (alcalinos) entran continuamente en la sangre procedentes de los alimentos y del metabolismo de los nutrientes a nivel celular. Un ambiente adecuado celular, es aquel que en su exterior es más alcalino y en su interior más ácido.
El exceso de acidez externa ocasiona un aumento de la alcalinidad interna produciendo así una despolarización de la célula hasta un punto crítico; la comunicación se pierde y la célula comienza una degeneración. Al enumerar las bases químicas de la vida podemos clasificar el agua como «nuestro pilar interno». Cada una de los cientos de trillones de células que constituyen el cuerpo humano debe ser bañada por un medio líquido controlado de manera precisa y homeostática, al mismo tiempo que necesitan de ese medio líquido para subsistir precisan de una carga eléctrica para funcionar, de ahí el equilibrio hidroelectrolítico. El equilibrio hidroelectrolítico constituye uno de los elementos fundamentales que nos permite mantener la integridad de la vida.
Sabemos que el sistema hidroelectrolítico está formado por partículas con cargas positivas o negativas denominadas iones. Y que al mismo tiempo dichos iones con carga positiva se convierten en cationes y los que posean carga negativa en aniones. Entre los iones positivos (cationes) encontramos al magnesio (MG+) y al sodio (NA+) que son imprescindibles para transportar el oxigeno al interior de las células.
Debido a esta disminución de cationes en el ambiente intracelular se origina una modificación de la estructura interna de la célula, perdiendo entre otras cosas la capacidad de controlar su propio PH.
Al mismo tiempo esta disminución de oxigeno origina una fermentación de la glucosa existente a nivel celular disminuyendo como consecuencia el PH extracelular.
Este ambiente tan ácido actúa dañando al ácido ribonucleico ARN destruyendo su capacidad de control celular, produciendo con ello errores de tipo cromosómico causando un daño letal a la célula.
Por otro lado, los principales iones negativos (aniones) extracelulares son el cloro (CL-) y el bicarbonato sódico (HCO3). En el caso del cloro, casi siempre ligado al sodio (NA+), se encarga de la regulación osmótica celular, así como de la síntesis del ácido clorhídrico estomacal.
Los iones de cloro por lo general suelen excretarse por la orina como sales de potasio, de ahí que la deficiencia de cloro, suele producirse cuando hay pérdida de potasio denominada hipocloremia.
En el caso contrario, con un exceso de cloro nos encontraríamos con un aumento del ácido clorhídrico estomacal, es decir con una hipercloremia, o bien acidosis hiperclorémica. En definitiva, nuestro cuerpo no solamente es agua sino también electricidad y los voltajes de una célula son necesarios para su supervivencia.
Todo ésto expuesto hasta aquí, la medicina china que es utilizada desde los ancestros en China y que ha desempeñado un papel activo en el desarrollo de las ciencias naturales de nuestro país, ellos le llaman de una manera simple: El equilibrio entre el YIN y el YANG.
La teoría del yin y del yang sostiene que todo fenómeno en el universo conlleva dos aspectos opuestos, los cuales se hallan a la vez en contradicción y en interdependencia. Dicha teoría se compone básicamente de los principios de crecimiento, decrecimiento, oposición e interdependencia. La oposición entre el yin y el yang generaliza la contradicción y lucha entre dos fuerzas opuestas dentro de un fenómeno para mantener el equilibrio de éste.
Una perspectiva distinta sobre el Cáncer
Desde la medicina biológica, el cáncer no es más que el resultado de muchas crisis de toxicidad cuyo origen radica en uno o varios factores que disminuyen nuestra energía vital.
Los traumas emocionales, las emociones reprimidas, la falta de hidratación, las carencias nutricionales, el estrés, la acumulación de metales pesados (principalmente los empastes dentarios), todo esto obstaculiza la eliminación de residuos por parte del organismo. Cuando estos desechos se acumulan en órganos o vísceras de nuestro cuerpo provocan inflamaciones, irritaciones hinchazones y crecimientos anormales de células.
Estas células tumorales están carentes de nutrientes para su supervivencia, de ahí que se ven forzadas a mutar y a ingerir cualquier sustancia incluso toxinas para poder sobrevivir y apropiándose en el camino de todos los nutrientes, como la glucosa, el calcio y el magnesio, haciendo que órganos enteros dejen de funcionar correctamente. El azúcar es el alimento preferido por las células tumorales para así poder adquirir energía rápida. Una observación para las personas que sienten una gran necesidad de consumir azúcares, puesto que revela una actividad celular extraordinaria.
El desorden celular, el crecimiento en forma de pólipos y los cambios celulares y nucleares en general son las alteraciones morfológicas iniciales en la formación de cualquier carcinoma colon-recto. La medicina biológica dentro de su carácter preventivo hace hincapié en el control de las causas en las que se desarrollan los pólipos adenomatosos en el colon para atajar su evolución.
En nuestra mano está hacer uso de unos simples consejos para la buena salud de nuestro intestino grueso y con ello evitar posibles trastornos futuros.
Una alimentación a base de hortalizas, frutas y cereales, en especial brécol, coliflor, repollo, col, coles de bruselas y el brócoli, ya que contienen compuestos anticancerígenos.
Hacerse una hidroterapia del colon en un centro especializado.
Beber en ayunas un vaso de agua tibia, sobre todo las personas que sufran de estreñimiento continuo.
Disminuir lo máximo posible el consumo de dulces, grasas animales y alcohol.
Tomar un probiótico para mejorar la flora bacteriana. (mejor hacerlo nosotros)
Tomar sales de magnesio o bien gluconato para mejorar el movimiento peristáltico (consultar a un profesional de la salud para cada caso en particular).
Fortalecer el sistema inmunitario con complementos especiales para ello, como pueden ser equinácea, cobre-oro-plata, factores de transferencia, astragalus, etc.. (consultar a un profesional de la salud sobre cual se adapta mejor a nuestras necesidades).
Aumentar el consumo de agua diaria, si esta es insuficiente.
Es imprescindible para poder entender y comprender el cáncer y para tratarlo de una manera eficaz, el hecho de cambiar nuestro punto de vista actual con respecto a ello. Al mismo tiempo preguntarnos cuál es la finalidad real que persigue nuestro cuerpo cuando se encuentra inmerso en un proceso de aceleración celular. Y si lo que entendemos como proceso cancerígeno no es más que el intento de nuestro cuerpo por sobrevivir.
Fuente:Dr. Manuel Huertas
Especialista en Medicina Biológica y Ortomolecular
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