Hay hormonas, según este investigador, que hacen aumentar la tasa cardíaca, la respiración e, incluso, la actividad del sistema inmune, entre otros, y otras que tienen efectos contrarios. Esto se ajusta a las distintas horas del día, en función de las necesidades cotidianas. Con el cambio de horario de verano, ha puntualizado Martín-Loeches, una persona cuando llega a casa puede seguir preparada para la acción y no estarlo para el descanso, porque según su "reloj interno" aún se encuentra en la oficina (en acción). Esto provocará en esa persona al día siguiente cansancio, porque, seguramente, le costará iniciar el sueño. "El sueño aparecerá de forma espontánea más tarde, ya que si una persona se suele acostar a las 24:00 horas, por ejemplo, y, mientras el despertador de su habitación dice que son las 24:00 horas, su reloj interno dice que sólo son las 23:00 horas, no tendrá sueño". Lo mismo ocurre con el "jet-lag", que se produce cuando se viaja a otros países con franja horaria distinta a la española. El hipotálamo, ha continuado, además de regular otras funciones como el hambre, pertenece al sistema de las emociones en el cerebro (sistema límbico), de ahí que estos cambios de hora conlleven a su vez cambios o desajustes en los estados de ánimo. "Lo bueno que tiene el reloj del hipotálamo es que en cuestión de días se ha ajustado completamente al nuevo ritmo".
Fuente: EFE y Revista Natural
Fuente: EFE y Revista Natural
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